Conflictos en los adolescentes y en los adultos

Tras un periodo de relativa estabilidad, se entra en la pubertad, marcada por transformaciones somáticas y psicológicas que, con frecuencia, se acompañan de conflictos y trastornos del carácter. Los criterios de los padres ya no constituyen grupos, se comparan con los demás y quieren parecerse entre si, al mismo tiempo que se rebelan contra los adultos. La pubertad significa también el despertar de un nuevo interés por el sexo opuesto y la búsqueda vacilante de la pareja. En nuestra civilización un gran problema consiste en que se llega a la madurez física mucho antes de ser capaz, psíquica y socialmente, para contraer matrimonio y formar una familia.

Los conflictos y problemas de la persona adulta estan a menudo relacionados con el grado de madurez que se han logrado alcanzar. Si durante la infancia los conflictos se solucionaron de una manera normal, se gozara de mayor equilibrio para resolver los nuevos problemas que surgen en el curso de la vida, y resultara mas fácil coexistir con otra persona y comprenderla, pese a sus defectos y virtudes.

El trabajo es origen también de muchos conflictos. Surgen problemas con los compañeros o entre la dirección y los obreros. En nuestra sociedad el individuo no siempre encuentra una ocupación que le de plena satisfacción. La automatización del trabajo puede motivar que el obrero se sienta desvalorizado, como si fuera una pieza sin importancia.

Finalmente, en nuestro mundo de vejez es causa de conflictos; la pérdida de la actividad profesional y de la convivencia con los hijos, que se casan y a veces se alejan, sitúa al anciano en el desamparo, y le hace sentirse sin objetivo en la vida. Sin embargo, si una persona consigue interesarse por algo, por nuevas tareas o aficiones, encontrara la vida enriquecida y llena de sentido otra vez.