El tumor de Frank, situado exactamente detrás de su frente, tenía el tamaño de una naranja pequeña; una cirugía lo elimino por completo. Aunque la operación resulto un éxito, la gente que lo conocía bien decía que Frank ya no era el mismo, y que había sufrido un drástico cambio de personalidad. Había sido un prospero abogado de una corporación y ahora no podía conservar un empleo normal. Su esposa lo abandono, después de despilfarrar sus ahorros en inversiones infructuosas, se vio obligado a vivir en una habitación de huéspedes de la casa de su hermano.
El problema de Frank presentaba una pauta desconcertante. Intelectualmente era tan brillante como antes, pero utilizaba muy mal su tiempo, y se perdía en detalles sin importancia, parecía haber perdido toda noción de las prioridades. Las reprimendas no lograban nada, fue apartado de una serie de trabajos jurídicos. Aunque las exhaustivas pruebas intelectuales no detectaron ningún problema en las facultades mentales de Frank, decidió consultar a un neurólogo con la esperanza de que el pudiera encontrar su problema, ya que según Frank, necesitaba probar su incapacidad mental, para obtener ayuda de las instituciones.
El neurólogo consultado, quedo sorprendido al notar que en el repertorio mental de Frank faltaba un elemento, aunque su memoria, lógica, su atención y las demás habilidades cognoscitivas no presentaban problemas. Frank era prácticamente inconsciente de sus sentimientos. Lo mas sorprendente era que podía narrar los trágicos acontecimientos de su vida con absoluta imparcialidad y frialdad, como si fuera un espectador de su vida, sin mostrar la mas mínima nota de arrepentimiento o tristeza, alegría, frustración, ira, etc. Ni siquiera sus propios problemas le presentaban sentimientos. El neurólogo se sentía perturbado con la mente de Frank.
El neurólogo llego a la conclusión de que la causa de la falta de emociones de Frank, era un corte en sus lóbulos frontales de su cerebro, que se realizo en la cirugía de Frank. En efecto, la cirugía había cortado las conexiones entre los centros inferiores del cerebro emocional (sobre la amígdala y las conexiones relacionadas) y la capacidad pensante de la neocorteza. El pensamiento de Frank se había convertido en algo parecido a una computadora, capaz de realizar pasos operativos previos a la toma de decisiones, pero incapaz de dar valores a los posibles resultados. Cada opción era neutra. Según el neurólogo este razonamiento imparcial, era el problema de Frank: una conciencia demasiada escasa de sus sentimientos, con respecto a las cosas, que hacia que el razonamiento de Frank, resultara defectuoso.
El problema de Frank presentaba una pauta desconcertante. Intelectualmente era tan brillante como antes, pero utilizaba muy mal su tiempo, y se perdía en detalles sin importancia, parecía haber perdido toda noción de las prioridades. Las reprimendas no lograban nada, fue apartado de una serie de trabajos jurídicos. Aunque las exhaustivas pruebas intelectuales no detectaron ningún problema en las facultades mentales de Frank, decidió consultar a un neurólogo con la esperanza de que el pudiera encontrar su problema, ya que según Frank, necesitaba probar su incapacidad mental, para obtener ayuda de las instituciones.
El neurólogo consultado, quedo sorprendido al notar que en el repertorio mental de Frank faltaba un elemento, aunque su memoria, lógica, su atención y las demás habilidades cognoscitivas no presentaban problemas. Frank era prácticamente inconsciente de sus sentimientos. Lo mas sorprendente era que podía narrar los trágicos acontecimientos de su vida con absoluta imparcialidad y frialdad, como si fuera un espectador de su vida, sin mostrar la mas mínima nota de arrepentimiento o tristeza, alegría, frustración, ira, etc. Ni siquiera sus propios problemas le presentaban sentimientos. El neurólogo se sentía perturbado con la mente de Frank.
El neurólogo llego a la conclusión de que la causa de la falta de emociones de Frank, era un corte en sus lóbulos frontales de su cerebro, que se realizo en la cirugía de Frank. En efecto, la cirugía había cortado las conexiones entre los centros inferiores del cerebro emocional (sobre la amígdala y las conexiones relacionadas) y la capacidad pensante de la neocorteza. El pensamiento de Frank se había convertido en algo parecido a una computadora, capaz de realizar pasos operativos previos a la toma de decisiones, pero incapaz de dar valores a los posibles resultados. Cada opción era neutra. Según el neurólogo este razonamiento imparcial, era el problema de Frank: una conciencia demasiada escasa de sus sentimientos, con respecto a las cosas, que hacia que el razonamiento de Frank, resultara defectuoso.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos que esta informacion te sea de utilidad, gracias por dejar tu comentario, no olvides habilitar tu perfil de Blogger.